jueves, 5 de enero de 2012

‘21 minutos’ con Samanta Villar

Hay que pillarla en un aeropuerto o, como en este caso, en una estación. Volaba desde Brasil, donde rodó el vídeo ‘Flying zirkus’ de Bigott –esta vez, como secundaria-. Y, sin tiempo para irse a casa, cogió un tren para dar una charla. Y estaba tan fresca, en el sentido de despierta y espontánea, me refiero. Tomando un té a media hora de que su AVE saliera, Samanta Villar habló sobre la tele, sobre los halagos y las críticas hacia ‘21 días’, las fusiones y los informativos, sus gustos catódicos o el estado del periodismo. Y todo, tal cual lo hace ante las cámaras. Tanto, que no parecía una entrevista, sino una nueva entrega de ‘Conexión Samanta’ en la que ella fuera la única protagonista. Esto dio de sí la conversación. Con ustedes, Samanta Villar. En su día habitual: los viernes. Y, en este caso, como regalo de Reyes.
Contraportada












Siempre en el centro de la diana / Foto: OLIVER DUCH (Heraldo de Aragón)
¿Te sientes cómoda al otro lado, como entrevistada?
No. A veces, intento pensar las frases para que no me podáis sacar un titular fuera de contexto y correr menos riesgos. Pero, al final, me pierde la espontaneidad. Y lo prefiero a tener que limitarme.
Precisamente, lo que tú buscas en tus entrevistados.
Quizá lo busco porque también lo doy. Si eres natural, te responden igual. El día que estás más serio, se nota en los entrevistados. Pero son pocos esos días. Me lo paso bien. Puedo estar 20 horas seguidas trabajando y me canso físicamente, pero no me quemo.
Viniste a Zaragoza a hablar a la facultad de Comunicación de la Universidad San Jorge. ¿Qué decirles a los estudiantes?
No lo sé. Cuando nosotros salíamos de la facultad, teníamos buenas perspectivas. Hoy, el panorama es complicado. Y no solo por los EREs o cierres. Me deja de piedra la tendenciosidad ideológica descarada. La objetividad es imposible, pero hay que pedir un poco de ecuanimidad.
¿Algún consejo para los compañeros de La Sexta y Antena 3?
No tengo. Cada uno, que haga el trabajo lo mejor que pueda. Y que le ponga una vela… ¿a San Pancracio es?
Pero tú viviste una fusión hace poco, la de Cuatro y Telecinco.
Sí, pero a nosotros nos influyó poco. Somos una productora externa. Sí hubo un tiempo de incertidumbre, pero te aseguro que nadie en Telecinco nos ha exigido una línea determinada para nuestra mezcla de periodismo y entretenimiento.
Samanta-conectada









Samanta, conectada
¿Son tus programas periodismo?
Sí. Intentamos hacer un discurso pedagógico sencillo, que pueda seguir la audiencia interesada en un tema y también el señor que llega agotado a su casa y solo quiere evadirse. Es periodismo, y también entretenimiento en el sentido amplio de la palabra: emoción, convivencia, en vez de una entrevista.
Pero el periodista ¿no se supone que no debe ser el protagonista?
Eso fue muy controvertido cuando empecé a hacer ‘21 días’. En la facultad nos decían que el periodismo era formar, informar y entretener. Y si haces un programa sobre inmigrantes clandestinos, quizá no se vería tanto de otra manera. Es otra línea, un modelo diferente que puede convivir con el resto. Tú puedes hacer ‘21 días’ o ‘Informe semanal’. Hay sitio para todos. Al principio los protagonistas en la tele eran Lola Flores, los cantantes, los toreros… Con el paso de los años, se ha demostrado que la gente desconocida también tenía historias interesantes. En ese contexto, la historia del periodista que recoge esos testimonios es un testimonio más. Es un paso natural.
Te lo preguntaba, no te lo criticaba.
En realidad, tú solo eres un hilo conductor. Yo sola nunca llenaría 50 minutos de televisión. Para eso, tienes que compartir el protagonismo. Y funciona. La tele cada vez requiere más entretenimiento y los periodistas nos tenemos que adaptar.
Con tus programas, ¿buscas el Pulitzer o el Óscar?
Busco divertirme. Llegar a casa y ponerle la cabeza como un bombo a mi pareja contándole todo lo que me ha pasado. Y luego ya, si eso, vendrán los premios.
Porro









Dejó de fumar tras este programa
Premios has tenido, pero también críticas.
Fue mucho más criticado ‘21 días’ que ‘Conexión Samanta’. Igual porque tenía el doble de audiencia, porque la calidad es similar. Cuando te pones en el punto de mira, tienes que estar dispuesto a todo.
En 21 segundos, ¿qué supuso ‘21 días’?
Primero, aventura, enriquecimiento personal, madurez. Por supuesto, también, una proyección profesional brutal. Y me ha permitido hacerme dueña de mi propio trabajo. Ahora, dirijo la nueva temporada de mi programa. Y eso me motiva mucho más.
Te pegaste tres semanas fumando porros o viendo porno. ¿No te ha quedado síndrome de abstinencia?
¿No me ves las secuelas? (risas) No, lo que me quedó son ganas de no volver a fumar nunca más.
¿Has conseguido ahora la ‘Conexión’ que querías con la audiencia?
Yo soy muy exigente y creo que siempre lo podemos hacer mejor. Sobre todo yo. Ojalá me den tiempo de demostrarlo.
¿Existe la ‘telebasura’?
No quiero criticar el trabajo de nadie, porque creo que es difícil y, cuando estás dentro, pierdes la perspectiva con facilidad. Pero también creo que se han sobrepasado límites éticos. No puedes dañar el honor ni la intimidad de nadie. Pero, vamos, el cotilleo ha existido siempre. Antes, se sacaba la silla al patio de vecinos. Ahora, se hace en la tele.
Y Samanta Villar, ¿qué ve en la tele?
La veo sobre todo por internet. En especial, series y documentales. ¡Y lo digo en serio! Desgraciadamente, no tengo mucho tiempo. No he visto aún el ‘reality’ de ‘Alaska y Mario’ y estoy como loca por verlo.
SAMANTA_VILLAR-TV3








Distinto ‘look’ para informativos
Abandonaste un telediario por el entretenimiento, como Juan Ramón Lucas o Maxim Huerta, ¿por qué está tan mal visto?
Porque se supone que tiene más prestigio. Yo en TV3 estaba fenomenal. Trabajaba de lunes a jueves, ocho horas, cobraba bien, controlaba la actualidad… Pero luego te ponen un proyecto en la mesa y… Quizá haya quien considere que bajas de categoría. Pero yo me guío por las ganas de aprender. Y tengo la suerte de poder parar cuando me canso.
Chicho Ibáñez Serrador o Paolo Vasile no les dejaban a sus hijos ver la tele. ¿Hipocresía o inteligencia?
A mí me choca lo que dice Umberto Eco: «Hoy en día, no salir en la tele es señal de distinción». Es un discurso totalmente elitista: ahora que sale el populacho, ya no queremos salir los demás. Pues mira, hay millones de Belenes Esteban en la calle. Yo entiendo lo que le critican, que no tiene una habilidad o un talento destacado. Pero conecta con las personas a las que les gustaría estar allí. En la gente está todo, que dice Bigott. ¿Solo los ‘cum laude’ tienen que salir en la tele?

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